Un movimiento pionero reclama el reconocimiento de los derechos inherentes a la naturaleza y a las especies no humanas. Esta visión pretende desplazar al ser humano del lugar central y privilegiado que ha ocupado hasta ahora para actuar sobre el mundo y moldearlo en su interés. Los seres humanos son más bien un elemento de una compleja y enmarañada red de vida, cuyo derecho a existir y prosperar debe conciliarse con los de los demás habitantes del planeta.