El Caso de la Renta Básica

Guy Standing

La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve el colapso irrecuperable del sistema de distribución de ingresos de la posguerra en Occidente, que esencialmente vincula los ingresos y los beneficios al empleo. Las últimas cuatro décadas han visto cómo los ingresos, la riqueza y el poder fluyen cada vez más hacia los rentistas (propietarios de la propiedad física, financiera y la denominada propiedad intelectual), mientras que las filas del precariado mundial aumentan, consignando a los trabajadores a trabajos inestables, ingresos bajos y erráticos y vidas inseguras. Pero la pandemia puede resultar en la ruina de ese sistema, ya que pagar a las personas para que se queden en casa—de hecho, para que no hagan un trabajo remunerado—se ha convertido en algo esencial para la supervivencia.

Mientras los ingresos dependan de los trabajos, los trabajadores sentirán la necesidad de regresar a condiciones inseguras. Y mientras el poder económico permanezca concentrado en la cima, las empresas tendrán todos los incentivos para hacer que los trabajadores regresen. Incluso si logramos capear la pandemia actual, nuestro sistema carece de la capacidad de recuperación para estar preparado para la próxima, y mucho menos para otras crisis.

El rayo de esperanza en medio de la tragedia es que la recesión económica provocada por la pandemia es una crisis potencialmente transformadora. Muchos en la izquierda estaban desconcertados por la reversión al statu quo neoliberal tras la crisis financiera de 2007/2008. Sin embargo, un paradigma hegemónico solo será desplazado si no puede responder a las preguntas que preocupan a la gente y si un paradigma alternativo está listo. Durante demasiado tiempo ha faltado esa segunda condición.

Afortunadamente, ha surgido una visión económica alternativa y un sistema de renta básica es un componente esencial de ella. Una renta básica no es una panacea, simplemente un pilar necesario de la reinvención del trabajo y la seguridad económica en nuestro mundo asolado por la crisis. Tan resueltamente opuesta a la socialdemocracia "laborista" al viejo estilo como contra el capitalismo neoliberal, fomentará una mayor libertad al tiempo que nos ayudará a abordar las crisis cada vez más graves de desigualdad, cambio climático y populismo autoritario.


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