Lau Kin Chi, Jin Peiyun y Yan Xiaohui Entre el 14 y el 27 de marzo de 2021, una fuerte tormenta de arena que comenzó en la estepa del desierto de Gobi oriental se extendió por el sur de la meseta de Mongolia, la meseta de Loess, la llanura del norte de China y la península de Corea. Pekín y doce provincias de China se vieron afectadas por la peor tormenta de arena de la última década. En Pekín, el 15 de marzo, apareció un sol azul, ya que los rayos rojos fueron absorbidos por las partículas de la tormenta de arena. En la tormenta de arena de 2015, las PM10 (partículas atmosféricas gruesas) alcanzaron los 1.000 microgramos por metro cúbico: 30.000 toneladas de arena cayeron sobre Pekín, lo que equivale a un kilo de arena per cápita para la población de la ciudad. Sin embargo, la tormenta de arena de 2021 fue más grave, ya que los niveles de PM2,5 (partículas atmosféricas finas) alcanzaron los 680 microgramos por metro cúbico y las PM10 fueron de 8.108 microgramos por metro cúbico. Las directrices de la Organización Mundial de la Salud para los niveles de seguridad de PM2,5 y PM10 durante veinticuatro horas son, respectivamente, 25 microgramos por metro cúbico y 50 microgramos por metro cúbico. En cuanto a la niebla tóxica, unos días antes de que llegara la tormenta de arena, las autoridades de Pekín emitieron una alerta amarilla, el segundo nivel más grave de un sistema de alerta de contaminación atmosférica de cuatro niveles. Según un modelo del Sistema de Análisis y Modelización de la Comunidad-Método de Reparto de Fuentes Integrado que determina el origen de los contaminantes atmosféricos, el 35% de los contaminantes procedían de Pekín y el 65% del exterior. El enfoque del cambio climático y los "remedios" propuestos por la corriente dominante requieren una seria atención. Como ha señalado Gustavo Esteva, los términos cambio climático o calentamiento global son demasiado suaves para tener un fuerte impacto en la percepción general. El término colapso climático es una expresión mucho más precisa del inmenso desafío que supone para toda la humanidad. Sin embargo, en la corriente principal, se pueden tratar los síntomas, pero no el problema fundamental. Como en el caso del vertido de agua radiactiva en Fukushima, que ciertamente merece consternación, la pregunta fundamental que hay que hacerse es cómo impedir que se genere más agua contaminada, por lo que el protagonismo debe recaer en la masa nuclear fundida dentro de los reactores. Del mismo modo, la solución no es establecer cuotas de comercio de emisiones de carbono, porque esto supone que la emisión puede seguir como siempre después de comprar una cuota. Del mismo modo, la cuestión crucial no es elegir entre combustibles fósiles o energías renovables, sino cuestionar el paradigma que consume tanta energía. Así, todo el paradigma de la modernización y el desarrollo tal y como lo conocemos, que ha persistido durante más de dos siglos, debe ser cuestionado y cambiado radicalmente. No podemos seguir como siempre, o el estilo de vida como siempre para las élites, y el sufrimiento y el sacrificio como siempre para los subalternos. China, dada la magnitud de sus problemas, así como la de su población, economía y recursos, está en condiciones de contribuir significativamente a un giro en la trayectoria de la humanidad: este siglo puede tener consecuencias catastróficas para la vida en la tierra, incluida la humana, si no podemos evitar un calentamiento global de 2 grados centígrados. Por ello, aunque existen propuestas de medidas correctoras, éstas pueden ser inútiles si no se siguen algunas orientaciones clave. En 2020, a pesar de la pandemia mundial, el valor total de entrada y salida de China fue de 32,1557 billones de yenes (4,93 billones de dólares), un aumento del 1,9% respecto a 2019. Con las sanciones y las hostilidades de Estados Unidos y sus aliados en el desarrollo de una Nueva Guerra Fría, China, en mayo de 2020, pronunció una "estrategia de doble circulación", que esencialmente significa el reajuste de su estrategia de integración en la economía mundial de cuatro décadas de duración desde 1978, que consistía en aportar enormes "recursos" humanos y ambientales para apoyar una economía orientada a la exportación. El término estrategia de doble circulación, que aparentemente da la misma importancia a las dos estrategias, significa en esencia añadir la "circulación interna" a la prominencia de cuatro décadas de la "circulación externa”. Sin embargo, si esta estrategia de giro hacia el interior se ve obligada por las hostilidades e inestabilidades del mundo exterior, vacilaría en función de los factores externos. No significa necesariamente un giro elegido por ellos mismos hacia la autodependencia, la autosuficiencia y un camino proactivo de "desvinculación" de las imposiciones de Estados Unidos y sus aliados. Si se quiere dar un giro hacia la "circulación interna" basado en la "desvinculación" de la hegemonía y las imposiciones de Estados Unidos y sus aliados, habrá que llevar a cabo una gran inversión de las cuatro décadas de desarrollo económico orientado a la exportación. Para que China y los países semiperiféricos y periféricos sigan un camino de autonomía y desvinculación del capitalismo dominado por EUA, y del propio capitalismo, podrían y deberían contemplarse enfoques alternativos radicales. El COVID-19 con sus espantosos impactos era impensable antes de diciembre de 2019. Si más del 90% de los aviones pueden quedarse en tierra, si se pueden suspender amplias actividades humanas bajo confinamiento, aunque sea de forma involuntaria, también es posible emprender un camino de cambios activos (no pasivos) individuales, colectivos y sistémicos para hacer frente a los desafíos del colapso climático.
Pulsa aquí o en la foto para bajar el ensayo completo en archivo pdf.
|
Home | Inicio | Recursos | Info. econ | De la Tormenta de Arena y el Smog a la Sostenibilidad y la Justicia: Los desafíos de China |