El concepto de Buen Vivir ha ganado visibilidad en los últimos años en América Latina. Enraizado en las cosmovisiones indígenas, el Buen Vivir descansa en una comprensión de la relación de la humanidad con la Naturaleza que está fundamentalmente en discordancia con el antropocentrismo de la Modernidad. Gustavo Hernández y Henkjan Laats trazan la emergente trayectoria del concepto y su influencia y ecos en Europa. Si bien la inclusión formal del Buen Vivir en el diálogo birregional y su resonancia con iniciativas locales que surgen en Europa son prometedoras, se puede ganar mucho más con un mayor intercambio de conocimientos.