El Capitalismo Racial y COVID-19

 

Cómo el capitalismo racial, y no sólo el capitalismo,

da forma a la explotación y a las solidaridades

 

Zophia Edwards


En junio de 2020, cuando el continente americano estaba sumido en la crisis del COVID-19, 116 trabajadores agrícolas partieron de Jamaica hacia Estados Unidos en el marco de un programa de trabajo estacional. Su destino era la granja Gebbers de Washington, donde cosecharían manzanas. El ministro jamaicano de Trabajo y Seguridad Social elogió el programa como un excelente ejemplo de la fuerza del vínculo entre EUA y Jamaica y como un salvavidas tanto para los trabajadores jamaiquinos como para la economía nacional. El embajador de EUA en Jamaica dijo que el programa era benéfico para todos, una poderosa asociación. En una entrevista con uno de los agricultores que se marchan, un periodista de Loop Jamaica le preguntó: "¿Cómo se siente su familia al ver que los deja en este momento?". El agricultor contestó: "Si me quedo en Jamaica, probablemente no conseguirían un libro de texto en septiembre para volver a la escuela secundaria, así que hablo con ellos y el factor de riesgo está ahí, pero todavía tengo que arriesgarme.”

En medio de esta pandemia mundial, cientos de miles de jamaiquinos, puertorriqueños, mexicanos, sudafricanos y otras personas procedentes de países colonizados y anteriormente colonizados de la periferia mundial trabajan en granjas de Norteamérica y Europa para mantener los alimentos en las estanterías de los supermercados. Mucho antes de COVID-19, se veían obligados a vivir en condiciones insalubres, de hacinamiento e inseguridad. Además de no recibir suficiente equipo de protección personal, las condiciones de los trabajadores agravan aún más la propagación del virus. En Canadá, al menos seiscientos trabajadores agrícolas migrantes han contraído el virus desde que llegaron al país y al menos dos han muerto, ambos procedentes de México. Estos trabajadores negros e hispanos, así como otros trabajadores de raza no blanca, han sido considerados esenciales, por lo que tienen que presentarse a trabajar a pesar de las órdenes de permanecer en casa. Aunque se les considera esenciales, también se les trata como prescindibles, ya que muchos de ellos no reciben una baja por enfermedad pagada ni tienen acceso a la asistencia sanitaria o al seguro médico, y los que están indocumentados siguen enfrentándose a la amenaza de la deportación.

La pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto los profundos problemas estructurales que afectan a los trabajadores racializados no blancos del centro y de la periferia. Empero, muchos análisis científicos sociales de la economía política mundial, al menos en la era anterior a COVID, son neutrales en cuanto a la raza o voluntariamente indiferentes al persistente patrón racial de las desigualdades mundiales. Incluso si abordan los legados del colonialismo, ignoran las lógicas raciales de opresión que están arraigadas en él. ¿Cómo podemos entender la incesante súper explotación de la mano de obra negra y de otras razas no blancas en el centro y en la periferia? Los enfoques dominantes del capitalismo no son suficientes. Es urgente anclar nuestros análisis en el concepto de capitalismo racial, que nos ayuda a comprender mejor las fuerzas que impulsan la economía política global.

 

Pulsa aquí o en la foto para bajar el ensayo completo en archivo pdf.

 

 

 

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